[OPINIÓN] Valparaíso: los desafíos de una ciudad puerto

28 Febrero 2019

Si queremos que Valparaíso mejore su sitial en la industria portuaria llegó la hora de sincerar las agendas, intereses y debates. Nos han tenido secuestrados en debates reducidos y estrechos.

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Por Javier Escobar La Rosa

Trabajador y ex dirigente portuario

Como oriundo de Valparaíso, trabajador portuario y seguidor de Santiago Wanderers, quisiera hablar de mi trabajo. El 16 de Noviembre 2018, a las 14:45 horas, comenzó el paro portuario en Valparaíso liderado por un grupo de trabajadores espontáneamente escogido entre las bases de los sindicatos tradicionales como UNIPORT, nacido bajo las alas de la empresa ULTRAPORT del grupo Ultramar familia Von Appen -  Suden creado para representar las necesidades de los trabajadores con funciones de operadores de equipos portuarios; y finalmente el más antiguo sindicato de Estibadores de Valparaíso Número 1 y prácticamente hasta ese momento el sindicato con mayor influencia en el medio portuario.

Recuerdo que las especulaciones volaban de parte de la empresa ULTRAPORT que genera la mayor oportunidad de trabajo portuario en Valparaíso y prestadora de servicios para Terminal Pacifico sur, obviamente Terminal del mismo grupo económico, se pensaba que este movimiento con suerte duraría algunas horas y no podría sostenerse ya que los dirigentes representantes de los grupos sindicales no participaron del movimiento desde su inicio, pero terminó extendiéndose por más de un mes.

Posteriormente, algunos de ellos comenzaron a sumarse convenientemente para mantener el liderazgo y los puestos de poder, los cuales también históricamente han generado garantías como beneficios y seguridad en el trabajo. Ha transcurrido poco tiempo desde el fin de las movilizaciones y no tuvo balance positivo. La remitida del grupo Von Appen fue aplastante en contra del mundo eventual. El timonel de ULTRAMAR fue capaz de amenazar hasta al Gobierno y prontamente después de recuperar el funcionamiento normal de Terminal Pacífico Sur, las consecuencias fueron las siguientes:

- Terminal Pacifico Sur y la Empresa de muellaje ULTRAPOR no se hicieron esperar y aplicaron inmediatamente las acciones de ofensiva, mantuvieron listas negras de los trabajadores involucrados en los hechos de violencia, comenzaron la selección de trabajadores ofertando el codiciado contrato indefinido, dentro los cuales estaban aquellos no adheridos al paro, trabajadores de la agrupación, los que ingresaron con ayuda de fuerzas especiales y familiares de estos que reunían las competencias.

- Generaron 150 CPPT (convenio provisión de puestos de trabajo) que asegura un ingreso mínimo mensual, claramente disipador de la efervescencia del sector y una profunda fractura del movimiento entre aquellos beneficiados y los postergados.

- Los sindicatos perdieron parte importante del liderazgo, sufren hoy el reproche de sus asociados por la pérdida de oferta laboral y la existencia  de listas negras que pese al compromiso del gobierno, afectan a muchos trabajadores y sus familias. 

Es necesario analizar y responsabilizarnos también de lo sucedido en Valparaíso, recordemos que colaboramos en la fuga de los cruceros, sin prever que las consecuencias nos afectarían tarde o temprano y beneficiamos los intereses de Terminal Pacifico Sur (TPS), el mismo empleador que hoy nos tiene entre las cuerdas. 

Necesitamos que los empleadores transparenten la situación actual como por ejemplo saber cuánto personal será contratado indefinidamente. De esta manera podremos entender qué tanta eventualidad será necesaria para el futuro inmediato para poder generar planes de reconversión laboral y alguna mitigación definitiva. 

No hay que olvidar las responsabilidades de la Empresa Portuaria Valparaíso comenzando con el proyecto extemporáneo de Terminal 2 que no se ajusta a las necesidades de la ciudad y menos de la Región, sumando el excesivo silencio que existe con relación al acuerdo de construcción del muelle para uso exclusivo de las naves de pasajeros.

 Hay que sumar a este debate los últimos cambios y anuncios que aceleradamente el Gobierno está impulsando, que comenzaron con la liberación del cabotaje y la línea ferroviaria tan necesaria para el transporte de pasajeros de Valparaíso – Santiago.  

La liberación del cabotaje podría generar un cambio en la transferencia de carga entre países y los puertos chilenos podrían quedar en desventaja con la competencia peruana, transformando éstos en una plataforma de distribución global para la costa del océano Pacífico. 

Por su parte, la línea ferroviaria Valparaíso – Santiago, tomando en referencia lo sucedido en los últimos años en los EE.UU. cuando la cadena logística tuvo una revolución en el transporte de carga, incrementó las líneas férreas y disminuyendo ferozmente el uso de camiones. En poco tiempo estaremos enfrentando el mismo modelo en Chile. La estación de inicio sería Barón Valparaíso convenientemente para el transporte de contenedores y abarcando el 45% de éstos. 

Frente a esta realidad y futuro como ciudad estaremos obligados a masticar y procesar conceptos como automatización, robótica, inteligencia artificial, optimización de la cadena lógica, lo que tarde o temprano se traducirá en pérdida de puestos de trabajo. 

Si queremos que Valparaíso mejore su sitial en la industria portuaria llegó la hora de sincerar las agendas, intereses y debates. Nos han tenido secuestrados en debates reducidos y estrechos. Sin duda que Valparaíso requiere más y mejor puerto, pero esa discusión debe darse como ciudad, donde puedan opinar desde trabajadores, empresas y por cierto los organismos públicos correspondientes. No se trata de estar a favor o en contra de un proyecto particular, se trata de que por primera vez en mucho tiempo mostremos capacidad de que un tema que puede beneficiar/afectar la calidad de vida de todas/todos no sean los mismos de siempre quienes lo zanjen.