Permacultura ¿Una alternativa para luchar contra la sequía?

18 Febrero 2020

Una técnica que podría transformarse en una de las alternativas para luchar contra la escasez hídrica en un país que sólo cuenta con el 6% del recurso para abastecer a la población, y en una región que cuenta con un déficit de precipitaciones acumuladas de un 79%.

Raimundo Zumarán >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Ciudadano

Ya en 2019 el Intendente de Valparaíso avizoraba un complejo panorama para la región si se mantenían las condiciones actuales de sequía: “Si el próximo año no cae nada de agua, tendríamos que pensar en medidas adicionales”, comentaba Jorge Martínez en los medios de comunicación en septiembre del año pasado. Sin embargo, ya iniciado el 2020, el Gerente General de ESVAL, José Luis Murillo, en entrevista con El Mercurio ha tildado como “catastrófica” la situación que vive actualmente nuestra región y no descarta la opción de racionalizar agua durante el 2021. “La sequía está invisibilizada dentro del territorio urbano y por eso uno ve a la gente regando los jardines, lavando el auto en y las aceras con manguera, lo cual francamente es terrible porque estamos en una situación absolutamente catastrófica desde el punto de vista”, expresó Murillo.

Cuando el uso doméstico equivale sólo al 6% de las extracciones y se utiliza para abastecer al 99,8% de la población urbana y rural concentrada, según el Centro del Agua para la Agricultura, programa de la Universidad de Concepción; y a comienzos de mes, la Sala del Senado rechazó la idea de legislar sobre el proyecto de reforma constitucional que pretendía consagrar las aguas del país como un bien de uso público, urge encontrar los mecanismos necesarios para apalear no sólo los efectos de la crisis climática, sino que también la brecha en el acceso de tal vital elemento.

Situación regional

Según el estudio “Sequía en Chile: la brecha más profunda” elaborado por la Fundación Amulén, la Región de Valparaíso es una de las más afectadas por la escasez hídrica donde también se establece que las comunas carentes de agua potables son también las que presentan mayor inequidad social en nuestro país. Es así como el estudio determina que la brecha más alta en el acceso al agua potable se concentra en 11 de las 38 comunas de la región, tales como Algarrobo, Cabildo, Cartagena, Casablanca, El Quisco, El Tabo, La Ligua, Petorca, Quilpué, Valparaíso y Putaendo; y donde la brecha hídrica media se ha concentrado en Calera, Calle Larga, Catemu, Concón, Hijuelas, La Cruz, Limache, Llay Llay, Los Andes, Nogales, Olmué, Panquehue, Quillota, Rinconada, San Esteban, San Felipe y Santa María.

Lo anterior se suma al informe de la Dirección General de Aguas, DGA, correspondiente al mes de noviembre del 2019 el cual indica que nuestra región ha tenido un déficit de precipitaciones acumuladas de un 79% incidiendo a su vez en un déficit en las aguas embalsadas, donde los embalses Los Aromos y Peñuelas presentan déficit de 52% y 92% respectivamente en comparación con sus promedios históricos.

Permacultura una alternativa contra la sequía

La permacultura, creada en 1978 por Bill Mollison, un activista ecológico australiano es el diseño consciente de asentamientos humanos productivos que tienen la diversidad, estabilidad y adaptabilidad necesaria de los ecosistemas naturales a través de la integración armoniosa de paisajes y de la población para proveer alimentos, energía y otras necesidades materiales y no materiales desde una perspectiva sostenible. Asociada regularmente con nuevas corrientes de la agricultura ecológica, la permacultura no sólo busca una manera de hacer agricultura, sino que también busca maneras y respuestas que los asentamientos humanos sean más sostenibles englobando aspectos tales como la economía circular, la bioconstrucción, energías renovables, eficiencia hídrica y el tratamiento natural de las aguas, como también el desarrollo comunitario.

La interrelación entre flora, fauna, construcciones e infraestructura relacionado a servicios como agua, energía y comunicaciones se crea entre ellas por la forma en que las comunidades se ubican en los paisajes generando sistemas ecológicamente correspondientes y económicamente viables capaces de proveer las necesidades de las comunidades. Para ello, es necesario entender que la permacultura tiene 3 valores éticos: el cuidado de la tierra, el cuidado de la gente y un punto esencial, la distribución equitativa de los recursos.

Uno de los casos icónicos del éxito de la permacultura ha sido el de Abreha We Atsebha y otras poblaciones en el norte de Etiopía, sectores muy afectadas por la escasez hídrica, donde los habitantes han adaptado su forma de organizar sus asentamientos hacia la agricultura con cultivos diversificados y complementarios; instalación de pozos destinado al riego y al consumo animal. En ese lugar, los habitantes cosechan sus propios alimentos gracias a una metodología y sistema que les ha permitido multiplicar no sólo la producción de alimentos, sino que también el ingreso de los agricultores, mejorando las condiciones socioeconómicas respetando los valores éticos de la permacultura, transformándose hoy en un símbolo a nivel mundial como lucha contra la sequía, la crisis climática y la inequidad en recursos.