Punta Piqueros: El “Lobby” volvió a ganar

Punta Piqueros: El “Lobby” volvió a ganar

26 Agosto 2020

Esperemos que en el nuevo Chile que viene, el bien común prime por sobre los intereses privados. 

Matías Cortés Rosati >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Ciudadano

Hace un par de semanas, publiqué por este mismo medio una nota en donde explicaba lo que estaba aconteciendo con la famosa Roca Oceánica de la comuna de Concón. Mediante un breve recorrido de la historia del proyecto, intenté dilucidar la confusa situación que afrontaba el famoso mirador y sus alrededores.

En la nota, planteaba ciertas dudas respecto a las obras de mitigación que se estaban realizando en el sector, las cuales estaban directamente relacionadas con la construcción del polémico proyecto de Punta Piqueros, a cargo de las familias Giraud, Urenda y Bolocco. 

Nota relacionada: ¿Qué está pasando con la icónica Roca Oceánica de Concón?

Entre las preguntas planteadas, surgía la inquietud debido a las obras que se realizaron en el sector: si el proyecto había sido rechazado, ¿por qué de igual manera se llevaron a cabo las obras de mitigación? La respuesta llegó hace una semana. 

El día 24 de julio del presente año, tras una reunión a puertas cerradas entre el comité de ministros, la cual estuvo liderada por la representante del Miniesterio del Medioambiente, Claudia Smichdt, se determinó que la edificación del hotel no suponía ningún impacto sobre la Roca Oceánica, otorgándose los permisos correspondientes para continuar con la obra, pese a reclamos y advertencias de distintas organizaciones ambientalistas, como la Corporación Pro Defensa del Patrimonio, la cual aseguraba que el proyecto sí generaba daño ambiental. 

Además, durante la historia de Punta Piqueros, distintos órganos han fallado en contra del proyecto, tales son: el Tribunal Constitucional, la Contraloría General de la República y la Corte Suprema. Esta última sentenció el año 2017: “la destrucción del Peñón tuvo como consecuencia un detrimento del valor escénico del área, además de afectarse el aporte eólico del arena al Campo Dunar. Asimismo, advierte que el proyecto no cautela el equilibrio del Campo Dunar, el Peñón y la Roca, hábitat de más de 45 especies de aves (...) el legislador conceptualiza las nociones de preservación de la naturaleza y protección del medioambiente, en cuanto corresponden a elemento que integran la correcta planificación de las obras que han de constituir un desarrollo económico sustentable”. 

Esto, denota no solo la incapacidad que hay de parte de las autoridades para hacer valer las resoluciones de los órganos anteriormente mencionados, sino también la desconexión que vive el mundo político y empresarial con la ciudadanía y con los distintos grupos que se han pronunciado en contra de este proyecto, los cuales han denunciado que no han tenido participación dentro del proceso. Esto empeoró los ánimos, cuando dichas organizaciones se enteraron por la prensa de la resolución que permitiría continuar con la edificación del hotel. 

La aprobación del proyecto, deja entrever dos grandes falencias suelen ser un patrón común dentro de las problemáticas medioambientales; por una parte, las escasas instancias de participación que tiene la ciudadanía; y por otra, la consideración de criterios económicos por sobre los ambientales para la resolución de proyectos. Ambos factores, denunciados a través de los años por distintas organizaciones  sociales, hasta el día de hoy no han podido ser resueltos. 

Esperemos que en el nuevo Chile que viene, el bien común prime por sobre los intereses privados. Urgen espacios donde las comunidades puedan manifestar su opinión y efectivamente sean escuchadas; en definitiva, falta generar una democracia ambiental plena, ya que, actualmente, es nula.

 

Foto: Huawei / Agencia Uno