Quebrada Camino Cintura: Un lugar de valor medio ambiental, comunitario y deportivo en Valparaíso

La mayoría de las ocasiones asociamos Valparaíso a la actividad portuaria y su borde costero, y porsupuesto, a su condición de Patrimonio de la Humanidad, pero muchas veces nos olvidamos de su aspecto más particular y que es el alma de nuestra ciudad: sus cerros y quebradas.

Haciendo un análisis bien simple, y quizá obvio, dada las características geográficas, el crecimiento urbano fue hacia a los cerros. Sorteando de forma sacrificada e ingeniosa las dificultades impuestas por el terreno, y en donde de a poco, las quebradas, estos corredores biológicos y cauces de pequeños esteros, terminaron convirtiéndose en micro basurales, su importancia entonces, había sido relegada.

Pero hoy en día, debido a la falta de espacios públicos, vemos como vecinas y vecinos organizados comienzan a valorar y cuidar este importante patrimonio con que la ciudad cuenta, es así como la agrupación Un Parque en Camino Cintura, se han puesto la misión de cuidar la quebrada San Agustín, límite natural donde se unen los Cerros Alegre y Cordillera, y que en un futuro, dada su conexión y accesibilidad, podría llegar a ser un Parque Urbano para Valparaíso.

Días atrás, junto con la organización Espíritu Colectivo realizaron un encuentro deportivo de Highline, disciplina que consiste en caminar de un extremo a otro por una delgada cinta y desde una gran altura, valiéndose solo del equilibrio corporal. Durante la jornada, tuve la oportunidad de conversar con Alej, activista de Un Parque para Camino Cintura, quien me comentó como surgió la idea:

"Un escalador Francés llamado Ulises, haciendo un recorrido por la Micro O, se dio cuenta de la quebrada y de su tremendo potencial. Nos contactó y junto a Espíritu Colectivo, se motivaron en hacer esta intervención, en donde se puso en realce este bello escenario. ¡Jamás imaginamos a jóvenes caminando por una cinta el ancho de toda la quebrada!"

Era un espectáculo lo que hacían, verdaderos artistas que hicieron de la naturaleza y la ciudad su escenario deportivo, desafiando las alturas para "flotar" entre los cerros. Pero no basta solo con destacar sus habilidades físicas, sino también la capacidad técnica de lo que implicó el montaje, me comenta Alejandro; "Fueron varios días de preparar el terreno, cavar en la tierra y generar los puntos de anclajes sobre los cuales pondríamos las cintas. Y estos deben quedar muy firmes, ya que no solo deben soportar la tensión, sino que además el peso de la persona cuando camina por ella. Estamos felices que todo haya salido muy bien".

Y mientras ocurría todo esto, llegó la música gracias a la Batucada “Cordi y Era”, dando más vida y alegría al momento. Tampoco podemos dejar pasar la oportunidad de agradecer a la Sra Jacqueline, Abuela de Alej, quien tuvo la generosidad de brindar almuerzo a las personas que participaron.

De esta forma, nos damos cuenta que a través del deporte, también es posible activar y recuperar estos espacios naturales, siendo una acción concreta y un legado para las próximas generaciones de Porteñas y Porteños.