Turismo espacial: Diferencias entre los viajes de Jeff Bezos y Richard Branson

Turismo espacial: Diferencias entre los viajes de Jeff Bezos y Richard Branson

20 Julio 2021
La astrónoma Amelia Bayo, académica del Instituto de Física y Astronomía de la Universidad de Valparaíso, y directora del Núcleo Milenio de Formación Planetaria, (NPF), entregó más datos y algunas características que distinguen a ambos vuelos.
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El 20 de julio, pero de 1969, la misión norteamericana Apolo 11 colocó a los primeros hombres en la luna. 52 años después fue la fecha elegida por el exdirector de Amazon y hoy dueño de la empresa Blue Origin, Jeff Bezos, para viajar a los límites de la Tierra y alcanzar el espacio con su nave New Shepard, aunque sea por solo unos minutos. 

El 11 de julio de este año comenzaron los esperados vuelos de turismo espacial, cuando el también multimillonario inglés Richard Branson se adelantó inesperadamente y emprendió el viaje al espacio, alcanzando los 89 kilómetros de altura. 

La astrónoma Amelia Bayo, académica del Instituto de Física y Astronomía de la Universidad de Valparaíso, y directora del Núcleo Milenio de Formación Planetaria, (NPF), entregó más datos y algunas características que distinguen a ambos vuelos. 

“Una diferencia fue el tipo de despegue. Mientras que el de Jeff Bezos es más típico, es decir, un lanzamiento vertical de un cohete (con una cápsula donde van los pasajeros), la de Virgin Galactic fue un despegue más parecido al de un avión, pero de una nave nodriza que llevaba una sub-nave en el fuselaje, que es donde iban los pasajeros”. 

La doctora Bayo explicó también que “la misión de Bezos es autónoma, mientras que la de Branson fue pilotada. El vuelo de Bezos será en total más corto que el Virgin Galactic, diez minutos versus dos horas, pero el tiempo de gravedad cero para los dos casos es el mismo, entre 3 a 4 minutos”. 

La astrónoma Amelia Bayo agregó que “el vuelo de Virgin llegó a 89 kilómetros mientras que la del estadounidense Bezos, según los tests que han hecho, han logrado llegar a los 105 kilómetros”. 

Frente a la controversia sobre la altura alcanzada, la astrónoma aclaró que no es que haya una barrera absoluta a los 100 kilómetros: se define la Línea de Kármán como el límite entre la atmósfera terrestre y el espacio exterior. 

Tal como se sostiene en la literatura científica, la altura fue estimada en 100 kilómetros sobre el nivel del mar por Theodore von Kármán, calculando la altura a la que la densidad de la atmósfera se vuelve tan baja que la velocidad de una aeronave para conseguir sustentación aerodinámica mediante alas y hélices debería ser equiparable a la velocidad orbital para esa misma altura, por lo que alcanzada esa altura por esos medios las alas ya no serían válidas para mantener la nave. 

“La Línea de Kármán se estableció a los 100 kilómetros y es una línea invisible, que recomienda la Federación Aeronáutica Internacional para definir una frontera de cuando uno está fuera de la atmósfera. Lo que trata de delimitar, pero no es un número ni exacto ni invariable respecto a fenómenos locales, es la altura a la cual un vehículo tiene que volar más rápido que la velocidad orbital para conseguir suficiente levantamiento aerodinámico de la atmósfera para mantenerse suspendido. Para hacerse una idea, los aviones comerciales vuelan a unos 10 kilómetros de altura y los satélites que se consideran bajos están a unos 200 kilómetros de altura. Ahora bien, por encima de los 30 kilómetros un avión ya tendría muchísimos problemas de sustentación, porque no hay mucho aire en el cual deslizarse”, planteó.