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En la capital de nuestro país se escucha una constante queja sobre la calidad de vida, manifestada en temas como el transporte público, los tacos, la vivienda, los altos costos, los conglomerados de gente, etc. Todos ellos, problemáticas de una ciudad globalizada y en vías a formar parte de la lista de ciudades con altos índices de bienestar. Para eso último parece aún queda mucho que trabajar, aunque a nivel latinoamericano felizmente, la capital de nuestro país, está dentro de los primeros lugares, lo cual indica que vamos por buen camino.

Con todos estos temas, que para varios santiaguinos son pan de cada día, es preciso recordar a don Benjamín Vicuña Mackenna, un personaje multifacético al que se le puede hacer mención desde la política, la historia, la literatura y, en este caso, la planificación urbana.

Benjamín Vicuña Mackenna fue nieto de personajes destacados de nuestra historia. Por el lado materno lo fue de Juan Mackenna O´Reilly, general del Ejército durante el proceso de independencia y que fue muerto en un recordado duelo con Luis Carrera Verdugo en Argentina; y por el lado paterno lo fue de Francisco Ramón Vicuña Larraín, Presidente de República de forma interina entre los meses de julio y octubre de 1829.

En medio de este entorno familiar y perteneciente a una familia de 17 hermanos, la cultura y la política estuvieron siempre en el aire cotidiano que respiraba su hogar. Es así que desde muy joven parte su interés por participar en la política, lo que lamentablemente le traerá consigo el encarcelamiento y la expulsión del país por un par de veces.

Su destierro lo lleva a conocer numerosos países y a enriquecer su ya amplio patrimonio cultural. Se sabe que su gran producción histórica y literaria se debió a su tiempo en Europa, de donde recopiló una buena cantidad de documentos que le servirían, años después, de fuentes para sus escritos.

Para 1872 ya estaba radicado en Chile y el presidente Federico Errázuriz Zañartu lo nombra intendente de la ciudad de Santiago. Este nombramiento lo llevó a plantearse un objetivo, un sueño que tenía desde sus primeras visitas a Europa: transformar Santiago en la “París de América”.

Su sueño tenía que hacerse realidad y por ello redactó, junto a su equipo de trabajo, 20 medidas que llevarían a la capital chilena a asemejarse, en parte, a la ciudad de las luces. Este plan fue presentado el 22 de julio de 1872, se llamó “plan modernizador” y tenía entre sus principales obras a realizarse, la canalización del río Mapocho, la dotación de agua potable, la creación de nuevas plazas, mercados y recovas; canalización de canales, empedrado de calles y la más famosa de todas, la creación del Paseo del Cerro Santa Lucia.

Las medidas se realizaron y la ciudad ganó un nuevo aspecto, las plazas cobraron nueva vida, las alamedas y paseos fueron un resurgimiento de las tradicionales caminatas de damas tapadas y caballeros con sombrero.

La ciudad ganó en las “20 medidas de Vicuña Mackenna” algo que reclama el día de hoy, una plaza abierta a la familia, el recreo y la cultura.

Referencia:

http://www.museovicunamackenna.cl/647/w3-article-25438.html

http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-561.html