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Si bien aún no llegamos a la temporada estival propiamente tal, la temporada de incendios forestales ya ha golpeado anticipadamente y violentamente la región. Ciudades como Quillota y Valparaíso han concentrado siniestros de grandes envergaduras, donde la última no sólo recibió apoyo local de unidades bomberiles de Viña del Mar, Casablanca, Quilpué y Villa Alemana, sino que, de acuerdo a datos de la Intendencia Regional sólo en cinco días superó la cifra de hectáreas quemadas durante el año 2018.

Con el inicio de la temporada forestal, las jornadas de trabajo del personal de emergencias se vuelven extensas con un gran desgate físico acompañado muchas veces de una alimentación e hidratación inadecuada producto de la reacción ante un incendio que no tiene horario alguno. Es así como campañas a donar barras de cereal y agua a los bomberos toman fuerza en las redes sociales, sin embargo, más allá del sentido solidario de la comunidad, los especialistas buscan orientar a la ciudadanía en ésta materia para hacer de su ayuda un aporte eficiente y saludable.

“En el caso de los bomberos que están a altas temperaturas, uno de los principales problemas es la deshidratación. Para evitarla hay que estar consumiendo alimentos y tomando agua, pero no cualquiera, debe ser de tipo isotónicas, es decir con sodio. En cuanto a la alimentación lo ideal es consumir barras de proteínas y barras con alta densidad energética ya que la demanda energética de este tipo de actividades es muy alta. Los ‘snickers’ por ejemplo, son una buena opción, no así las barras de cereal cuyo componente esencial es el azúcar. Terminado el incendio es importante consumir fruta ya sea en porciones o en jugo para recuperar los niveles de potasio perdido. Lo ideal es que el bombero mantenga una dieta balanceada para poder cumplir con las exigencias del trabajo en éste periodo”, indicó el nutricionista Christian Cárdenas.

El 99% de los incendios son provocados por acciones de terceros, por ende, la prevención es una tarea que le corresponde a la ciudadanía. La coordinación vecinal para el levantamiento de las condiciones de riesgo de cada sector es fundamental para priorizar el trabajo de acciones como cortafuegos, por ejemplo, ya sea de manera particular o solicitarlo a la autoridad local si es necesario.