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Un nuevo tipo de basura se está volviendo muy común y propio de las sociedades industrializadas, que recurren, cada vez más, a nuevas y crecientes tecnologías. Se trata de los desechos electrónicos, que, en los últimos 5 años, han crecido en un 21%, a lo largo del mundo, representando al equivalente  en volumen  de 350  cruceros de los más grandes, que surcan nuestros mares. 

El problema se vuelve cada vez más apremiante, pues dicha basura electrónica resulta difícil de ser degradada y, por el contrario, da a inicio a procesos de  descomposición, altamente tóxicos, que dañan aún más el medio ambiente y ponen en riesgo a las personas. 

Así lo dio a conocer un informe internacional de Naciones Unidas, que cifró en 53, 6 millones de toneladas métricas (Mt), la cantidad de desperdicios electrónicos procedentes de las distintas sociedades y ciudades del planeta. 

Tal conclusión surgió del Global E-waste Monitor 2020 [8], que como tal, es un producto colaborativo de Global E-waste Statistics Partnership (GESP), formado por la Universidad de las Naciones Unidas (UNU) la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) y el International Solid Waste Association (ISWA), en estrecha colaboración con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). La Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Ministerio de Cooperación Económica y Desarrollo de Alemania (BMZ) también contribuyeron sustancialmente al Global E-waste Monitor 2020 de este año. 

El nuevo informe también predice que los desechos electrónicos globales (productos desechados con batería o enchufe) alcanzarán 74 Mt para 2030, casi una duplicación de los desechos electrónicos en solo 16 años. Esto hace que los desechos electrónicos sean el flujo de desechos domésticos de más rápido crecimiento en el mundo, impulsado principalmente por mayores tasas de consumo de equipos eléctricos y electrónicos, ciclos de vida cortos y pocas opciones de reparación.

Solo el 17.4 por ciento de los desechos electrónicos de 2019 fueron recolectados y reciclados. Esto significa que el oro, la plata, el cobre, el platino y otros materiales recuperables de alto valor con un valor conservador de 57 mil millones de dólares, una suma mayor que el Producto Interno Bruto de la mayoría de los países, fueron en su mayoría arrojados o quemados en lugar de ser recolectados para tratamiento y reutilización.  

Otros hallazgos clave  

La gestión adecuada de los desechos electrónicos puede ayudar a mitigar el calentamiento global. En 2019, aproximadamente 98 toneladas métricas de equivalentes de CO 2 fueron liberados a la atmósfera por los refrigeradores y aires acondicionados desechados, lo que contribuyó con aproximadamente el 0.3 por ciento de las emisiones globales de gases de efecto invernadero

En términos per cápita, los desechos electrónicos desechados del año pasado promediaron 7.3 kg por cada hombre, mujer y niño en la Tierra

Europa ocupó el primer lugar mundial en términos de generación de residuos electrónicos per cápita con 16,2 kg per cápita. Oceanía quedó en segundo lugar (16,1 kg) seguido de América (13,3 kg). Asia y África fueron mucho más bajos: 5.6 y 2.5 kg respectivamente

Los desechos electrónicos son un peligro para la salud y el medio ambiente, ya que contienen aditivos tóxicos o sustancias peligrosas como el mercurio, que daña el cerebro humano y / o el sistema de coordinación. Se estima que 50 toneladas de mercurio, usadas en monitores, PCB y fuentes de luz fluorescentes y de ahorro de energía, están contenidas en flujos indocumentados de desechos electrónicos anualmente.

Los desechos electrónicos en 2019 se componían principalmente de equipos pequeños (17.4 Mt), equipos grandes (13.1 Mt) y equipos de intercambio de temperatura (10.8 Mt). Las pantallas y monitores, lámparas, pequeños equipos informáticos y de telecomunicaciones representaron 6,7 Mt, 4,7 Mt y 0,9 Mt respectivamente

Desde 2014, las categorías de desechos electrónicos aumentaron más rápidamente en términos de peso total: equipos de intercambio de temperatura (+7 por ciento), equipos grandes (+5 por ciento), lámparas y equipos pequeños (+4 por ciento). Según el informe, esta tendencia es impulsada por el consumo creciente de esos productos en países de bajos ingresos, donde esos productos mejoran el nivel de vida. Los pequeños equipos informáticos y de telecomunicaciones han crecido más lentamente, y las pantallas y monitores han mostrado una ligera disminución (-1 por ciento), explicado en gran parte por pantallas planas más livianas que reemplazan monitores y pantallas CRT pesados

Desde 2014, el número de países que han adoptado una política, legislación o regulación nacional sobre desechos electrónicos ha aumentado de 61 a 78. Esto si bien es una tendencia positiva, ella está lejos del objetivo establecido por la Unión Internacional de Telecomunicaciones, que es aumentar el porcentaje de países con una legislación sobre residuos electrónicos al 50 por ciento. (Fuente Comunicaciones y Universidad de Naciones Unidas)