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Partamos preguntándonos y definiendo ¿qué es la economía circular de la cual tanto se habla en los últimos años? Es un modelo o sistema económico propuesto ya por varios países e instituciones internacionales el cual se basa en los principios de (pero no se limita a): eliminar los residuos y la contaminación, mantener los productos que consumimos y materiales en uso durante el mayor tiempo posible, regenerar los sistemas naturales y maximizar las energías renovables.

Este modelo económico se asocia y vincula con la idea de resiliencia. La economía circular, al cambiar la forma en que producimos y consumimos, puede crear un escenario más eficiente que priorice la confiabilidad y la sostenibilidad.

El modelo lineal / neoliberal actual a menudo se conoce como el modelo de "tomar-hacer-botar", que se desarrolló después de la primera revolución industrial y se aceleró enormemente durante la posguerra, acompañado por un aumento sustantivo de la población mundial. Este modelo claramente ha traído graves consecuencias como ya varios autores y científicos han destacado: el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la erosión del suelo, la contaminación del aire y el agua.

Es por lo anterior que debemos avanzar hacia a un modelo diferente, una economía circular que permita mantener la integridad del ecosistema terrestre en el cual se basa nuestra prosperidad (no podemos seguir “quemando la casa”).

Muchos plantean, y con justa razón, que la propia crisis sanitaria actual deriva del abuso que hemos tenido como humanidad hacia nuestro ecosistema. El SARS-CoV-2 es una zoonosis vírica originada en murciélagos y luego transmitida a través de otros mamíferos a los seres humanos (recomiendo esta entretenida lectura al respecto [8])

No cabe duda entonces que estamos en medio de un punto de inflexión, en el cual – como todo cambio – habrá mucho sufrimiento, pero debemos lograr dar vuelta radicalmente nuestro sistema económico hacia uno “circular”. Con lo anterior podríamos, siendo muy optimista casi ingenua, no aumentar la temperatura planetaria por sobre 1.5° Celsius (recordar que un 1°celsius más es equivalente a lo que uno siente con 1° más de fiebre), reducir la dependencia de combustibles fósiles, minimizar la generación de residuos y contaminación, proteger y restaurar nuestros ecosistemas, entre otros; y en cuanto a la arista social avanzar hacia la equidad y justicia, no por nada muchos países, incluido el nuestro se han volcado a las calles para solicitar cambios profundos. Están a simple vista la señales: la crisis sanitaria, ambiental y social requiere de un nuevo sistema económico, más justo, más circular, más humano y en armonía con nuestra casa, es decir con este planeta - las personas que no quieran ver esto están simplemente en negación o no tienen desarrollada la empatía ni la solidaridad.