La tradición popular, no solo en nuestro país, sino que a lo largo del continente mantiene una serie de mitologías y leyendas en torno a los eclipses. Las antiguas civilizaciones los asociaban a situaciones demoníacas, de fin de mundo y de aparición de monstruos como el hombre lobo.
Hoy los eclipses se admiran, más que se temen. Sin embargo aun existe una serie de mitología en torno a los eclipses, en especial con las mujeres embarazadas, cuyos consejos, no solo en Chile, sino que a lo largo del continente, es que no se expongan a este tipo de fenómenos naturales.
En efecto, se dice que tanto la luna, como el sol menguando por un eclipse, puede dejar marcas en el bebé que está en el vientre. Las tradiciones chilenas más comunes, solo indican que si una mujer se toca alguna parte de su cuerpo durante un eclipse o se toca la barriga, su hijo saldrá con un lunar o mancha en el lugar que ella posó su mano. Ahora el color del lunar depende del eclipse, si es de sol o de luna estos variarán.
Existen países como México, donde la tradición es más arraigada y las consecuencias del eclipse pueden ser más nefastas. Es así donde se dice que un eclipse lunar o solar puede generar severas malformaciones al feto, incluso más, se indica que la luna come la piel del niño, por lo que es necesario tener una buena guarida y huir de la luz.
Muchas de estas tradiciones tienen origen en los Aztecas, quienes muy temerosos de los eclipses seguían una serie de ritos de protección a las mujeres embarazadas. Las malformaciones en los niños eran directamente atribuidas a estos fenómenos.
Según la información médica, no existe ningún vínculo científico entre un eclipse y un embarazo. Ello solo es tradición popular que no responde a evidencia médica que avale las situaciones antes descritas.
Solo la única certeza científica frente a los efectos de un eclipse en cualquier persona, es el daño a la vista si éste se observa directamente y no con los lentes o medidas indicadas.
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