Mil Tambores: sombras de carnaval

Mil Tambores: sombras de carnaval

05 Octubre 2015

Emplazo abiertamente a Nélida Pozo, a Santiago Aguilar y a Omar Jara a hacerse cargo de esta situación y a pedir disculpas a la ciudad y a nuestros vecinos.

Alvaro Arriagad... >
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Hablemos sin eufemismos ¿Les parece? En esta ocasión no les pediré tanta apertura de mente ni tanta lógica analítica como en otras columnas, sino más bien apelaré al sentido común.

16 años lleva dándose en nuestra ciudad uno de los sin sentidos más nefastos que la misma llegada de Jorge Castro a la alcaldía. 16 años.

Muchos conocen mi postura respecto al mal llamado carnaval de los Mil Tambores. En respuesta a años de argumentos lógicos, políticos e incluso ciudadanos, en este respecto sólo he recibido críticas como: “amargado”, “facilista”, “la gente lo pasa bien igual”, “tú también carreteaste cuando lolo, ahora les toca a otros”, “es parte de la cultura de Valparaíso, esta ciudad es así sucia, ebria y decadente”, “lleva ene tiempo, todavía puede mejorar”, “hay que invertir más”, etc.

Bueno, esta vez me saldré del protocolo común en mí para ir de frente contra quienes sin pudor ni sentido de ciudad organizan este evento que puede tener la mejor de las intenciones, pero carece de sentido.

Primero, Valparaíso posee como emplazamiento urbano más años que la misma república, desde que su nombre era Alimapu y créanme que de todos los libros de historiadores porteños o huincas que he leído en NINGUNO se hace mención a la tradición tamboril ni a la cultura afroamericana, y siendo que a esta última le presento un enorme respeto, debo declarar que su relación con la ciudad es una falacia y un argumento fantasma.

Los Mil Tambores NO tiene arraigo en la ciudad, ni histórico ni cultural. No es una tradición, sino una moda que ha sido adoptada por un movimiento determinado de actores “culturales” que nada, repito NADA tiene de ciudadano pues el porcentaje de participación a este evento no es superior al del 0.5% de la población estimada de la ciudad, por lo que en términos históricos y poblacionales, es demasiado decir que éste es un carnaval y el más representativo de la comuna, pues no lo es. Confundir estos conceptos que los organizadores utilizan a menudo es hacer una masa de engrudo y lanzarla al techo.

Segundo, la gente tiene todo el derecho a pasarlo bien y en Valparaíso lo hacemos a menudo. Pero no mezclemos el pasarla bien con el desenfreno pusilánime e irresponsable con el cual actúan quienes concurren mayoritariamente a esta actividad. Y acá le pregunto a Santiago Aguilar y al Centro Cultural de Playa Ancha, organizadores del evento ¿Desde cuándo pasarla bien está por sobre de los derechos de la comunidad y de los vecinos de la ciudad? Estamos enviando un mensaje doloroso para nuestros habitantes, estamos postergando una y otra vez el derecho a vivir en una ciudad tranquila, bohemia y patrimonial en favor de actos irresponsables como este tipo de convocatorias. Santiago Aguilar y el Centro Cultural de Playa Ancha han demostrado por años la falta de capacidad de organización para este evento, es momento de decirles BASTA.

Tercero, no me parece inoportuno mencionar que dicho centro cultural participó activamente contra la administración de Justo Pastor Mellado al mando del PCdV junto con Nélida Pozo, muchos recordamos esto y no me parece coincidente que precisamente desde el año pasado el CNCA esté auspiciando este evento con recursos “nunca antes vistos” según estableció la misma Nélida el año 2014. Sería bueno y necesario para la comunidad que se hicieran públicos estos auspicios y en qué consiste el financiamiento de este evento. Puesto que políticamente tanto los actores antes mencionados como Omar Jara han defendido la realización de este acto que no tiene sentido.

No tiene lógica, no tiene en sí una concordancia ni resonancia con el entorno que afecta y en este aspecto insistiré una y otra vez “un evento sin sentido convoca a gente que se comporta sin sentido”. El programa de los Mil Tambores es una mezcla improvisada de aspectos que los organizadores deben considerar “choro” o “ad-hoc” para la ciudad, pero la cantidad de vecinos afectados no nos importa porque nuestra responsabilidad llega hasta la declaración de Facebook ¿cierto? Son hordas no sólo de jóvenes que llegan no sólo desde Santiago y la responsabilidad no es netamente de los concurrentes sino de quien invita. 

¿Debe seguir perpetuándose este evento? Si en 16 años la organización con fondos “nunca antes vistos” desde el Consejo Regional de Cultura (ojo de Cultura) no ha podido soslayar las mismas problemáticas que han enfrentado desde el principio, eso quiere decir que el problema no es sólo la ejecución y el financiamiento de la actividad, sino también porque el evento CARECE DE ARRAIGO POPULAR. No es lo mismo entretener a las masas que trabajar en favor del pueblo.

En las actuales condiciones no hay garantías para nuestra comuna, soy vecino, porteño, vivo en el centro y me veo drásticamente afectado por esta imagen que estos actores crean de esta ciudad. Si seguimos defendiendo este evento por diversión, no podemos alegar después que nos orinen y ensucien la ciudad por diversión. Debemos organizarnos y decir BASTA!

Emplazo abiertamente a Nélida Pozo, a Santiago Aguilar y a Omar Jara a hacerse cargo de esta situación y a pedir disculpas a la ciudad y a nuestros vecinos. Los Mil Tambores no es un carnaval, sino un conjunto de actividades destinadas a la entretención, me parece insólito que ni siquiera sean capaces de tomar un diccionario y estudiar lo que es un carnaval en aspectos académicos, pues en aspectos vivenciales esto no es más que una manifestación frenética y esquizofrénica por carrete. Un carnaval responde a aspectos culturales de una población y ya mencionamos que los tamborcitos no tienen nada que ver con la ciudad. La Tirana es un carnaval, el Año Nuevo en Arica es un Carnaval, pero esto NO! No tiene asidero cultural ni artístico, menos histórico ni vinculantes con la demografía ni geografía de la ciudad ni su habitar.

La ciudad ya no da más con estos eventos y como saben que la población no los aprueba buscaron la forma de asegurarse el financiamiento. Esa es la verdad, rechazo total y abiertamente la organización y maquinación de este eventucho y su ejecución que se “vende” con la imagen de una joven mostrando sus senos y éste vendría siendo la principal atracción del mal llamado carnaval de la ciudad. Una vergüenza. Insisto todos estos actores incluido también Carabineros de Chile y la Municipalidad le deben a Valparaíso una gran disculpa y un “nos equivocamos”, pero nosotros como ciudad no podemos permitir más esta actividad en la puerta de nuestro hogar. 

Comentarios

Imagen de poniendoencontexto

"Teniendo acreditada por la

"Teniendo acreditada por la experiencia, las fatales y frecuentes
desgracias que resultan de los graves abusos que se ejecutan en las
calles y plazas de esta Capital en los días de Carnestolendas,
principalmente por las gentes que se apandillan a sostener entre sí los
risibles juegos y vulgaridades de arrojarse agua unas a otras; y
debiendo tomar la más seria y eficaz providencia que estirpe de raíz tan
fea, perniciosa y ridícula costumbre; POR TANTO ORDENO Y MANDO que
ninguna persona estante, habitante o transeúnte de cualquier calidad,
clase o condición que sea, pueda jugar los recordados juegos u otros,
como máscaras, disfraces, corredurías a caballo, juntas o bailes, que
provoquen reunión de gentes o causen bullicio..."

Esto lo escribió Casimiro Marcó del Pont, militar español y último gobernador hispano en Chile, por allá en 1816. De la misma forma el columnista -de españolísimo apellido- se expresa en mayúscula y se queja del comportamiento de la gente en 2 días de carnaval, casi 200 años después!! Da para pensar en lo que significa nuestra mixtura española-indígena, quizás coexisten en un mismo territorio personas más inquisidoras y otras más vividoras? Cómo es posible reconciliar dichos aspectos de nuestra forma de ser en el espacio compartido de la urbe? "A pesar de las grandes diferencias que su celebración presenta en el
mundo, su característica común es la de ser un período de permisividad y
cierto descontrol" según wikipedia, y habiendo consultado la entrada de "Carnaval" como sugiere el columnista. Entonces, conocido los antecedentes, y a la vista de nuestra forma de ser en esta y otras actividades colectivas a lo largo del país, prohibir el carnaval es una solución? acaso no prohibiríamos una parte de nuestra idiosincracia también? de nuestra forma de ser (aunque les duela a los ciudadanos ejemplares)? Eso es tanto o más dañino que un carnaval de 2 días, se lo aseguro. Las manifestaciones de alegría, expresión y sentido de libertad son necesarias para los pueblos, y son de especial intensidad en períodos históricos represivos e injustos. Espacios de libertad y libertinaje, porque no, la liberación de energía psíquica lo pide, es parte nuestra, no lo podemos negar nuestra sombra decía un psicólogo suizo. Pero que pasa con sus consecuencias materiales luego del éxtasis desenfrenado de la psique? Aquellas consecuencias consideradas inmundas por ustedes? Se habilitan baños públicos y de todas formas se orina en muros de contención y entre grietas de roqueríos, a vista y paciencia de los espectadores, lo pude corroborar in situ. Se habilitan contenedores de basura, y amanecen a mitad de su capacidad, y los deshechos en veredas, césped y roqueríos. Pareciera que esta generación de asistentes, no tuviera problema alguno de fornicar en carpas, de orinar próximo a éstas carpas, hacinados entre los envases vacíos, de aluminio, de plástico, de tetralux, en toda impunidad. Les llaman "los niños ratas" a los jóvenes de ésta generación, y su adjetivación, diminutiva de toda humanidad y gracia, pareciera coincidir con sus prácticas y formas de habitar la ciudad en los días de Mil Tambores. No les acompleja vivir entre su propia basura, mientras algunos sólo miran y se preguntan "cómo es posible?". Es posible porque nuestras ciudades son un basural, y nos acostumbramos a vivir entre nuestros deshechos. Nuestros antepasados, como dice el texto histórico con el que inicio este escrito, también fueron generadores de "molestia", a diferencia de que habitaban un mundo sin plástico, sin aluminio, sin publicidad de alcohol dirigida a la juventud...y puedo seguir. Esto es un reflejo del mundo en que vivimos, no es tan sencillo como apuntar el dedo y decir "esos son los sucios!". Si el problema es la basura, usted sabe cuánta basura genera usted diariamente? De ésta basura, cual es biodegradable y cual no? seguramente no lo sabe. Porque es adquirido, en esta cultura desechable y global, cuando sacas tu basura de la casa, ya no es tu problema ni responsabilidad! Se lo exigimos a la Municipalidad, al Gobierno, menos a los cercanos ni a los jóvenes. Si agenciamos esto a la carpa o al mero momento de consumir, es muy probable que lo que fue envase termine en el suelo convertido en basura. Cómo podemos cambiar esto? Cámbielo en su casa, genere nuevos hábitos en sus hijos, que son los futuros asistentes a éstos carnavales. Recicle el plástico, sepárelo de lo orgánico, compáctelo en una botella. Pero no espere comportamientos diferentes en la vía pública si no parte por casa. Somos generadores de tanto de deshechos como de recuerdos. Convivimos con el caos diariamente, con la indiferencia, con las adicciones normalizadas y un ethos instaurado del "vivir el momento, como si fuera el último". Si nos quejaramos menos, quizás seríamos más propositivos. Si nos esforzáramos menos en buscar argumentos históricos para validar nuestra conformidad o molestia con los actos, y propusieramos acciones, medidas...pero el mundo es una masa a veces inasible, descoordinada, fuera de control. Unos lo aceptaran, otros se seguirán quejando y construyendo muros, apuntando con el dedo y diciendo "esos son los sucios, yo soy el decente y exigo que no existas".

Imagen de José Donoso

Una demanda colectiva en

Una demanda colectiva en contra de los organizadores del "evento" es una de las cosas que se podrían hacer desde ya.