Valparaíso: autocrítica para cambiar el modelo

Valparaíso: autocrítica para cambiar el modelo

19 Abril 2014

No podemos esperar que los cambios y especialistas vengan de Santiago a decirnos lo que van hacer.

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Por Sebastián Godoy Elgueta

Licenciado en Sociología

Investigador Foco Consultores.

En el siglo XIX Agustín Edwards nos hablaba que si en Valparaíso existía la formula de 30° calor + 30% humedad + el viento 30 nudos, existirá un incendio difícil de controlar. Dicho efecto letal nuevamente trajo consigo extraoficialmente más de 2800 viviendas y 11,5 km de área afectada por un incendio entre el área urbana y rural de la ciudad. En suma debemos sacar como primera conclusión que las 49 quebradas de Valparaíso tienen carácter eruptivo, cualquiera sea origen del fuego en ellas siempre será incontrolable en todo el territorio, da lo mismo el lugar donde se instalen las viviendas ¿Por qué autoridades santiaguinas han culpado a los asentamientos irregulares como responsable?

A través de la prensa se visualiza desde una oficina de Santiago criticar los asentamientos en zonas de riesgo, pregunto: ¿Sabrán desde el barrio alto donde se instalan Consultoras y Centro de Estudios que perder años de sacrificio y de vivir en una ciudad donde los pobres no eligen donde vivir y construir, entendiendo la importancia que generan como capital social el arraigo familiar dentro de los territorios?

El problema central es la actual Ley de Ordenanza y urbanismo y construcciones y las circulares de desarrollo urbano del Ministerio de Vivienda y Urbanismo están fundadas bajo la lógica en donde los bienes privados están por sobre los bienes públicos, en donde además nadie es capaz de hacer una gestión del territorio urbano y rural y por cierto periurbano en donde se pueda equilibrar el crecimiento de la ciudad y de asentamientos irregulares a través de un verdadero rol del Estado con las autoridades locales en la planificación conjunta.

En este sentido, dentro de los últimos 20 años, alcaldes, que por cierto han legitimado por votos asentamientos irregulares, Directores de SERVIU, ni SEREMI MINVU han sido capaces de gestionar y tomar decisiones dentro de los territorios, los fundos y las quebradas actualmente son privadas, completamente ocupada por vegetación pirógena sin factibilidad sanitaria teniendo un Plan Regulador no actualizado desde 1986 y con una mirada sin respeto alguno del patrimonio local e histórico. Junto con esto actualmente y desde la dictadura los instrumentos de planificación se encuentran reducidos a dictar 16 normas urbanísticas. En efecto si tenemos este marco jurídico e institucional ¿De qué nos extrañamos de esta tragedia?

Sin duda, el problema es el modelo el cual es fundado bajo la línea ideológica del libre mercado, donde reduce al Estado a una condición subsidiaria y de simple continuidad olvidando su rol fundamental en pensar y planificar ciudades. Ante esto la Nueva Mayoría debe generar una autocrítica por ser cómplice de esta nula transformación y profunda perpetuidad y administración de un modelo heredado desde la dictadura, es el momento para avanzar en un verdadero cambio, generando las condiciones de reforma a través de una nueva constitución que se fundamente en el derecho a la vivienda como un eje central.

Si queremos reformas profundas y que jamás vuelva ocurrir, en el corto plazo los ciudadanos deben movilizarse generando una mesa activa de trabajo con las autoridades, hay que recordar que el Plan Regulador vigente no tiene norma alguna de restricción por sobre la Avenida Alemania, por lo que no es de esperar que la acción de privados promueva la edificación en altura como una opción y que pueda tomar el Gobierno en la reconstrucción, desde ya debemos construir de manera conjunta los barrios destruidos.

Los porteños deben movilizarse por este cambio estructural, donde el cambio paradigmático planificador urbano esté en una visión donde el Estado sea  profundamente decidor en las inversiones que quieran hacerse cargo de las nuevas viviendas. No podemos esperar que los cambios y especialistas vengan de Santiago vengan a decirnos lo que hacer.

El cambio debe apuntar a ampliar la dotación de agua hasta la Pólvora, para esto las quebradas en vez de habitarlas  se deben tratar como reservorios públicos en donde se instale una vegetación nativa lo menos pirógena, generando un equilibrio ambiental y de espacios públicos barriales, hoy carentes debido a la hegemonía privada que todos debemos acabar, para que nunca más el mercado decida por nosotros.