El Terminal 2 de Valparaíso o la amenaza de la “Fata Morgana”

El Terminal 2 de Valparaíso o la amenaza de la “Fata Morgana”

02 Febrero 2015

La “Fata Morgana” que nos quieren hacer creer es que sin Terminal 2 se verá el mar cuando la realidad es que en la mayor parte del plan de Valparaíso de facto NO se ve, ni puede ver. 

Sebastián Sepúl... >
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Por Sebastián Sepúlveda Manterola

Sociólogo, Maestro y Doctor © en Urbanismo

“Fata Morgana” es la ilusión óptica o espejismo donde objetos en el horizonte, como islas, acantilados, barcos o témpanos de hielo, adquieren una apariencia invertida y alargada en la cual las imágenes aparecen apiladas unas encima de otras de forma similar a "castillos de cuentos de hadas". Se les llama “Fata Morgana” en honor a la hermanastra del mítico rey Arturo debido a la creencia popular de que estos espejismos, el más célebre es que ocurre a menudo en el estrecho de Messina ubicado entre Calabria y Sicilia, eran castillos de hadas en el aire, tierra o falsas imágenes creadas por la brujería para atraer a los marineros a su muerte.

El proyecto de Terminal 2 para Valparaíso evidentemente es mejorable así como impugnable ha sido su desarrollo sin participación ciudadana, pero quienes se oponen a su construcción parecen ignorar el origen de la ciudad, su funcionamiento y el rol fundamental que ha tenido el puerto en su configuración física, social, económica, cultural y urbana. De hecho, en torno a él se generó la tradición cultural excepcional que la UNESCO reconoció al denominar el Centro Histórico de la ciudad como Patrimonio de la Humanidad. Cultura que sigue vigente pues para los habitantes tradicionales de Valparaíso el puerto sigue siendo la principal función e identidad de la ciudad. Ninguna actividad económica nueva (universitaria, turístico patrimonial ni menos las llamadas “industrias creativas”) la ha reemplazado ni en el monto económico que aporta, ni en el imaginario y sentido simbólico.

La única función clara que ha tenido Valparaíso en su historia ha sido la de puerto y todas las otras han estado supeditadas a ésta, surgida de su posición estratégica en el comercio mundial. La ineptitud, corrupción y falta de voluntad política sumado a un marco legal y normativo adverso que no deja los beneficios de la actividad a la ciudad y a una ciudadanía desmovilizada y/o clientelista, han hecho imposible llegar a un consenso mínimo sobre el destino de la ciudad y sus proyectos estratégicos de mediano y largo plazo. Mientras no exista un plan serio, creíble, consensuado y legítimo de desarrollo de la ciudad, capaz de reemplazar su función histórica, claramente parece mejor y de sentido común quedarse con esa renta básica portuaria y, más aún, potenciarla en vez de torpedearla con una ilusión fatua o canto de sirenas de acceso al mar y/o de amenaza de un supuesto muro apilado (“fata morgana”) que no dejará verlo desde la ciudad.

Pese a ello, algunos grupos pretenden desconocer esa tradición con la ilusión de transformar a Valparaíso en Viña del Mar, Cancún, la Costa del sol, Barcelona o algún otro modelo importado de moda.

La “Fata Morgana” que nos quieren hacer creer es que sin Terminal 2 se verá el mar cuando la realidad es que en la mayor parte del plan de Valparaíso de facto NO se ve, ni puede ver, y sólo puede hacerse desde edificios que le han quitado la vista a otros vecinos o desde los miradores y cerros que la otorgan democráticamente a todos y que claramente NO verán afectados sus derecho a vista por la construcción del terminal 2. Muy por el contrario, en muchos casos el modelo de desarrollo con acceso al mar que proponen quienes critican el Terminal 2 ha ido aparejado tanto a nefastos procesos de especulación inmobiliaria que terminan subiendo drásticamente los precios de arriendo y adquisición de vivienda, afectando a grandes sectores de la población, como a la masiva construcción de enormes edificios en los sectores cercanos a la costa los cuales eliminan el derecho a vista de manera mucho más permanente y grave que algunos containers apilados.

Tomarse el tema en serio requiere enfrentar el problema de fondo que es la participación de la ciudad en la gestión y beneficios del puerto. El resto es tapar el sol con un dedo o vender el sofá de Don Otto y seguirle la corriente a un grupo cuya acción puede terminar matando la única y palpable gallina de huevos de oro que tiene la ciudad. Lo óptimo sería que hubiera un mayor debate que no limite o elimine el puerto sino al contrario procure que crezca y, al mismo tiempo, lo integre de mejor manera (institucional, urbana, física, social y económica) con la ciudad.

Complementario a esto, es fundamental que la ciudad desarrolle sus otras áreas estratégicas (turismo patrimonial, ciudad universitaria e industrias creativas) en las cuales tiene evidentes ventajas pero, no hay que ser ingenuos, la ciudad ha esperado por décadas y sigue esperando un plan serio en estas materias. En cualquier caso, no nos confundamos con fuegos fatuos, pues estas distintas funciones pueden ser complementarias y sinérgicas  entre sí y con el puerto.

Sin duda el desafío que se plantea es posible de abordar y cumplir pero requiere preminencia de la res – pública por sobre intereses particulares, una mirada clara de largo plazo y una amplia movilización de recursos y voluntades, aspectos a los cuales no estamos acostumbrados desde hace demasiado tiempo.

P.D.: Por último, para las playas, paseos y acceso al mar que piden algunos están San Mateo, Torpederas, Avenida Altamirano, Caleta El Membrillo, Paseo Wheelwright, Caleta Portales. Maravillosos lugares que experimentan un sospechoso abandono de décadas y ningún proyecto urbano de la magnitud y calidad que la ciudad merece. Mejor ni hablar del cuestionado Mall Plaza Barón. 

Comentarios

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Creer q el único destino de Valparaíso es ser Puerto, es
desconocer la historia de la ciudad. Si bien nació por esta actividad, con los
años se volvió una ciudad de fábricas q contrataba mucha mano de obra. Pero los
cambios en los procesos y el centralismo, terminaron por llevar esas fuentes de
empleo a Santiago, o Viña. Creer q hoy el puerto salvará  a Valparaíso, dando empleos (254 para una
fuerza laboral de 115.000),  es ignorar
que los puertos modernos son automatizados y requieren menos operadores.
Además, no hay forma de asegurar q se emplee trabajadores porteños.

Y el mar si se ve desde el plan: si tomas micro en Errázuriz
c/BELLAVISTA se podrían dar cuenta. No es la misma vista q una playa o un
mirador, pero permite visualizar la costa opuesta, saber q no estás encerrado y
recibir la brisa del mar, lo q no será posible con un muro de 7 contendores.